«A propuesta de los consejeros infantiles, este ayuntamiento acuerda...»

Cada vez son más los municipios españoles que tienen en cuenta la voz de los niños a la hora de dirigir y organizar la ciudad promoviendo con diversas iniciativas su implicación activa en asuntos que les afectan.


Hace diez años el Ayuntamiento de Málaga puso en marcha un proyecto pionero de participación de los niños en el consistorio: creó el llamado Consejo infantil para facilitar los cauces de comunicación y participación de los niños y niñas en la vida del municipio. Desde entonces, Málaga cuenta con la figura de los “mini consejeros”, niños y niñas a partir de 6 años, que ostentan este cargo de forma permanente hasta cumplir los 16 años.

De este modo, las autoridades malagueñas se completan con 498 de estos “mini consejeros” que se reúnen por distritos para debatir sus propuestas en torno a la vida de la ciudad, y que luego presentarán al alcalde en el Consejo Municipal. Y parece que se lo toman muy en serio. De ellos partió la petición, hace un par de años, de cubrir los duros suelos de tierra de los parques de juegos infantiles con un material elástico que amortiguara las caídas de los pequeños. Actualmente están trabajando el tema de la sensibilización ciudadana sobre la accesibilidad de las personas con discapacidad.

El caso de Málaga es sólo un ejemplo de la progresiva importancia que se le ha dado desde las instituciones locales a la participación infantil, no sólo por su derecho reconocido a expresarse libremente sobre cuestiones que les afectan y a que se les escuche, sino también por lo que tiene de formación en los valores de la democracia y de la ciudadanía. Los Consejos Infantiles son una práctica cada vez más extendida en ayuntamientos de toda España.

En Leganés (Madrid), los miembros del Consejo Infantil se renuevan cada año. Como si de una actividad extraescolar más se tratase, al comienzo del curso escolar los niños se apuntan libremente a este Consejo integrado por un grupo de representantes infantiles de cada barrio. Además, cada grupo diferencia entre los más pequeños, de entre 9 y 11 años, y los adolescentes, de 12 a 14 años. Se reúnen una tarde por semana en el Centro Cultural de sus respectivos distritos, donde se les informa sobre los proyectos y actuaciones municipales que les afectan, para que luego ellos puedan formarse una opinión y proponer alternativas.

Estos meses, el grupo de los adolescentes de Zarzaquemada está tratando el problema del bandalismo. Para ello, lo primero que están haciendo es fijarse en lo que ocurre a su alrededor al tiempo que realizan una encuesta entre sus convecinos para tener información con la que sacar conclusiones de actuación. En Leganés Norte, por su parte, los jóvenes han planteado al Ayuntamiento la necesidad de una biblioteca en el barrio, mientras que el grupo de infancia, motivado por el elevado número de inmigrantes que viven allí, está trabajando la cuestión de la interculturalidad.

Las actividades de este Consejo de la Infancia y la Adolescencia van más allá de las fronteras municipales, y les ha llevado a participar en foros, tanto nacionales como internacionales, como el Fórum de Barcelona, o el Encuentro Internacional sobre el Futuro de la Infancia en la Constitución Europea, que se celebró en Bruselas en el 2003.


Educación para una ciudadanía responsable

Los esfuerzos de Lleida por fortalecer los derechos de los niños y su integración en la vida del municipio le ha valido el reconocimiento de UNICEF como “Ciudad amiga de la infancia”. En 1998, esta localidad catalana creó la figura de la Defensora del menor, primer paso de lo que serían otros proyectos de participación directa de niños y niñas en el municipio, como es el Plenari dels Infants. Desde entonces, la línea de trabajo en este consistorio catalán ha sido la de facilitar esta participación infantil con la intención de generar en los niños confianza en sí mismos para que sean capaces de tomar iniciativas propias. Una de las propuestas surgidas directamente de ellos ha sido la creación de los llamados “Itinerarios Seguros” alrededor de zonas escolares. En estos “Itinerarios”, los establecimientos cercanos se convierten en puntos de referencia “segura” cuando los menores tienen algún problema.

En Barcelona no se han puesto en marcha Consejos Infantiles, pero sí llevan diez años celebrando Audiencias Públicas entre el alcalde y sus regidores y jóvenes escolares de entre 11 y 17 años. Durante el curso los chicos y chicas reflexionan y debaten en sus colegios sobre un tema de interés para ellos y relacionado con la ciudad. En mayo presentan sus propuestas en forma de manifiesto en un acto de audiencia pública.

Las iniciativas se debaten en el Consistorio y algunas de ellas llegan a ponerse en marcha, como por ejemplo la idea que surgió hace cuatro años de que los jóvenes diseñaran un jardín en cada distrito de la ciudad.

Sin embargo, el Ayuntamiento catalán ha querido ir más allá y apuesta por abrir espacios de comunicación y participación más directos entre niños y adultos. Este año por primera vez, y en el marco de las fiestas de Santa Eulalia, los pequeños han podido tomar parte en la redacción del pregón de las fiestas aportando ideas y opiniones a través del foro de “la web dels infants”.

Desde UNICEF opinan que la experiencias de foros estables de representación infantil institucional puestas en marcha hasta ahora, ya sea en forma de consejos de infancia, audiencias, etc., constituyen buenas prácticas que es necesario impulsar y promover para que sean cada vez más los municipios que escuchan la voz de los niños.


Dunia Quintero
CANAL SOLIDARIO, 16 de febrero de 2005